miércoles, 23 de diciembre de 2015

Colgante de Turquesa mantado en cuero natural con Perla y abalorios. HISTORIA, MAGIA, LEYENDAS y CURIOSIDADES La turquesa es tan mágica y abundante en historias y leyendas como lo fue la antigua Persia (hoy en día Iran). La turquesa es uno de los minerales mas antiguos de este planeta y uno de los primeros en ser considerado piedra de adorno personal y ornamental desde tiempos remotos, datándose su utilización desde hace más de 7000 años. Las turquesas más hermosas suelen tener un precio elevado. Esto es debido a que aun hoy en día su extracción se realiza artesanalmente, sin utilizar medios mecánicos. Para los nativos norteamericanos, la turquesa también era una de sus piedras favoritas (hoy en día siguen existiendo yacimientos de turquesas en Arizona, Nuevo México, Nevada, Colorado). Para los indios Hoppis, navajos, apaches (la utilizaban como amuleto propicio para obtener suerte en sus cacerías), para los antiguos aztecas (que llamaban a la turquesa “la piedra de los dioses”), persas, hindúes, chinos, aborígenes australianos y muchas otras culturas distantes y desconocidas entre si, la turquesa era portadora de buena fortuna otorgándole poderes mágicos de protección y de mantenimiento de la salud y la buena suerte. Era (y es) utilizada como amuleto protector para no fracasar en la consecución de los sueños y proyectos personales. Los árabes la llamaban “la piedra de la buena suerte”. Para los aborígenes mexicanos, el valor de la turquesa era que otorgaba longevidad, resistencia física, protección y riqueza hasta el punto de estar prohibido su uso a nivel popular: solo los hijos de los dioses, los gobernantes, podían tenerlas. Faraones y sacerdotes del antiguo Egipto utilizaban turquesas tanto en sus vestimentas como en sus valiosos objetos de poder psicomágicos. Se han encontrado joyas de gran valor como pectorales y escarabajos sagrados, tallados con turquesa. Para turcos y persas, llevar consigo una turquesa era la protección que evitaba el riesgo de caídas, tanto para ellos como para sus caballos. Los tibetanos realizaban sus instrumentos ceremoniales y religiosos con turquesas. Una leyenda muy extendida sobre la turquesa, dice que entrega toda la fuerza de su energía cuando se ha sufrido un desengaño amoroso y que su color se altera llegando a tener una apariencia tenue, pálida, pues su energía la entrega en la recuperación de la herida del corazón sufrida. Lo cierto es que a lo largo de todos los años que llevo interactuando con las propiedades vibracionales de los minerales, he podido comprobar que cuando una persona enferma, su turquesa personal se vuelve pálida y cuando la persona recupera la salud “por arte de magia” la turquesa vuelve a presentar un color y brillo maravilloso. Otros de sus generalizados, extendidos y compartidos atributos son: aporta bienestar (paz interior) a quien la lleva como colgante o piedra de compañía, potencia la creatividad, aporta resistencia física, atrae la prosperidad, enfoca la atención y la voluntad para lograr las metas personales. Cuando la turquesa tiene adherencias de plata se dice que atrae la felicidad y el bien estar y que cuando tiene inclusiones de cobre se le atribuye un poder especial para equilibrar el sistema circulatorio. No es casualidad que una de las denominaciones de la turquesa sea “la piedra de la paz”. Y efectivamente, su vibración ayuda y repara la paz interior. Las ancianas indias colocaban pequeñas piezas de turquesa sobre sus ojos para mejorar la vista cansada. Estas sabias y valerosas mujeres siempre llevaron en su indumentaria turquesa para fortalecer la memoria y no perder reflejos con el paso de los años, es decir, para mantenerse jóvenes mas allá de la edad o el desgaste físico que les suponía vivir en las condiciones tan extremadas donde vivían. Su precio 8 €+ gastos de envío.



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